¿Por qué las deudas hipotecan tu libertad financiera?
1 octubre, 2020A partir de cifras recogidas a lo largo de los años, (sobre cuántas veces suele producirse un suceso, su gravedad y los costes que supone arreglarlo), las entidades son capaces de ofrecer precios competitivos para contratar un seguro de vida y hacerse cargo de las indemnizaciones, a la vez que se mantienen como empresas solventes y estables.
Los datos, por tanto, son muy valiosos dentro del mundo asegurador.
Sin embargo, hay tipos de seguros en los que, además de las cifras generales, es especialmente relevante la información particular de cada cliente. Tal es el caso, por ejemplo, de los seguros de salud. Previsiblemente, no necesitará la misma atención médica una familia de cinco miembros, con dos niños pequeños, una persona dependiente a su cargo y uno de los progenitores que padece asma, que una pareja de jóvenes sanos y deportistas, no fumadores y vegetarianos. El coste de su seguro, por tanto, no será el mismo, ni tampoco los especialistas sanitarios a los que acudirán a consulta o las pruebas médicas que necesitarán en un futuro cercano. Para la entidad que los asegure es muy importante conocer estas diferencias. Eso le permitirá ajustar el precio lo máximo posible en cada caso y, además, dimensionar sus recursos para poder atender adecuadamente a sus clientes en cada zona.
Información en forma de cuestionario
Ocurre una cosa muy similar en el caso de los seguros de vida, en especial, en aquellos que cubren el fallecimiento o la invalidez. No es lo mismo asegurar a una persona joven, sin enfermedades y con un estilo de vida saludable que a otra de mayor edad, con una enfermedad crónica, un estilo de vida sedentario y antecedentes familiares de tensión alta, por ejemplo.
Para conocer estas diferencias y tenerlas en cuenta en cada caso, las entidades piden a sus futuros clientes que cumplimenten un cuestionario. Las preguntas suelen ser relativas a la salud del futuro asegurado (enfermedades crónicas, intervenciones quirúrgicas, antecedentes familiares, etc.) o costumbres y estilo de vida (si se es fumador, deportista, consumidor de alcohol, tipo de trabajo que se realiza…). Las respuestas permitirán a la aseguradora conocer las circunstancias personales de su cliente de cara a valorar el riesgo. Por ello, es fundamental responder de forma ajustada a la realidad y veraz, sin exagerar méritos ni omitir información.
Sinceridad y confianza
La sinceridad en estos casos no sólo es una recomendación, sino que es una obligación para poder beneficiarse de las garantías del seguro. En el caso de omitirse información, hemos de ser conscientes de que lo que firmamos conlleva un compromiso de veracidad por lo que no está de más repasar muy bien la información incluida. La compañía debe conocer la situación concreta de cada persona a la que protege con un seguro y, si se demuestra que el cliente no fue sincero, la aseguradora tiene derecho a negarse a indemnizar.
De igual manera, la compañía se compromete a tratar esa información de salud de forma segura y conforme a la ley. El sector asegurador se toma muy en serio la protección de datos de sus clientes, por lo que la entidad tomará las medidas necesarias para protegerlos y que sólo sean utilizados para lo que el cliente ha autorizado.